martes, 29 de septiembre de 2009

Otra vez.


¿Por que me jodes tanto? ¿Que no tienes vida propia? Ya van varios días que llevo aguantando tus jaladas de pelo, y usualmente llegamos a los golpes. Aún así, sabes que casi nunca consigo levantarte la mano. No, por que no soportará verte llorando más que yo, ya que conozco tus escándalos de cabo a rabo. Y tus gritos. Y tus fuertes impulsos de furia dónde puedes sacarme el alto y ancho, aunque no te sea posible sacarme tanto el alto. Al llegar a este nivel, hay el riesgo de que explote. Cuando pasa, digo la primera tontería que se me viene a la cabeza. Quizás te hayas sentido peor que yo. Por eso, perdóname.

A veces me provocas por las puras. Odio que no me escuches. Que inventes tontas e infantiles excusas como taparte los oídos y no dejarme hablar para tu obvio propósito: callarme la boca. Gritas y no admites tu error. Dices: "igual, no me interesas". Ese menosprecio me altera tanto que debo que al baño para no desplomarme frente a ti. Si puedes notarlo, estoy apunto de sufrir por verte en el suelo tratando de llamar mi atención con palabras susurrando "eres una tarada, una estúpida, una maldita, porque no te vas al infierno", mas tu sólo observas una niña aparentemente feliz, tratando de enfocarse en la pantalla que tiene por delante. Una que otra vez me tiraste una tijera. No logro comprender porque sigo haciéndole caso a tus patéticos intentos para reducirme a cero. ¿No se supone que soy una adolescente madura, cierto?

Recuerdo cuando simulaba llorar y pintaba mis dedos con lapicero rojo para que parezca sangre. Extrañamente, una vez te la creíste. Ya creciste, y ya no puedo engañarte con tanta facilidad.


Debo dejarte ser.

Y también amo. Por que eres el único que me apoya cuando ambos enfrentamos a "la autoridad suprema". Porque me compras dulces a escondidas, y nunca te pago. Porque aplastas dolorosamente mis cachetes, y me río. Porque nos la pasamos tan bien algunos días para horas después pelear hasta que el diablo nos separe. Porque, creo, olvidas todas las barbaridades cometidas por mí, para que después vean la luz en una de nuestras discusiones. Porque a veces lloro tanto que me preguntas cómo estoy. Porque mis amigas siempre presumen lo tierno que eres. Porque haces el inocente bufido de Loba, y me alegras el día más tenebroso. Porque te disculpas, sabiendo que yo no lo acepto. Porque, aunque nunca te diga "te disculpo", siempre lo haré. Espero que lo hagas tu también.

Acabo de escuchar otro de tus insultos. No te imaginas lo destrozada que estoy cuando lo haces. Un "por favor" retumbó en tu boca. Conseguiste esbozar una pequeña sonrisa en mí.

No sé cómo lo haces, pero debo amarte y matarte al mismo tiempo. Chibolo bipolar...

*Domina
-------------------------------------------------------
Fotos de Flickr. Fotógrafos que fotografiaron las que están aquí, en orden, y son preciosas: