jueves, 24 de junio de 2010

¡Muevete niño! He esperado once años para ver Toy Story 3!


Lo que en verdad hacía feliz un día de mi vida en el año 1996 hasta el año 2005, eran mis juguetes.
Yo, era una niña con una imaginación hiperactiva. No dejaba de crear, de hacer ilusiones, de soñar y de darle vida a todos los objetos que veía.
Sin duda, tenía más habilidad para crear que cualquier otra persona que me rodeaba y nadie, absolutamente nadie, me podía quitar ese tesoro.
Mi tesoro, mis juguetes.

¿Por qué estoy diciendo esto? Ayer vi Toy Story 3. ¿No era obvio?
Y, te lo digo sinceramente, nunca había viajado tanto a mi infancia como en esa sala de cine.
Y nunca me había sentido tan unida hacia una película, era perfecto.

Para comenzar, me sentí unida porque la trama de ésta película (no te arruinaré la pela no te preocupes solo te diré unas cosillas sobre la trama, no me patees aún) se trata sobre que han pasado once años y Andy, el niño del que Woody y su pandilla siempre está atrás, ya tiene que ir a la universidad. Sus juguetes se entristecen, se sienten mal y comienzan a odiar su vida porque el momento que tanto temían, había llegado.
A pesar de que Andy había dejado de jugar con ellos hace ya muchos años, ellos no habían perdido el cariño que le tenían.
Y eso, eso mis amigos, se llama ser un verdadero juguete.

Terminó la película, con un final devastador que me llevó a las lagrimas deconsoladas, y lo primero que hice fue ir a mi casa y abrir mi baúl. Encontré millones de juguetes que no veía hace ya más de cinco años y la encontré a ella.
En el fondo del baúl había una muñeca de trapo con cara de barbie y cabello rosado con líneas blancas que brillaban en la oscuridad. Tenía puesto un pijama morado con estrellas que también eran fosforescentes y una mirada perdida de color azul.
Era Sabrina. Mi muñeca favorita.
Ella estaba, obviamente, sucia, empolvada y asquerosa.
Me dio pena, sinceramente.

La cogí, la miré, y me dio un nosequé y la abrazé.
En ese momento, sentí que había vuelto a viajar siete años en el pasado. Y que mi cuarto, el mismo que he tenido toda mi vida, estaba lleno de juguetes y de un ambiente cálido e inocente.
Era Sabrina, pues, la muñeca que me acompañaba a todas partes. La muñeca con la que dormía por las noches, y mi complice de muchas aventuras.
Ella, tenía vida propia y yo lo sabía.
Pero ahí pude entenderlo.
Nadie había jugado con ella hace ya cinco años, y, no sólo porque en mi mente retorcida los juguetes tengan vida o porque tienen sentimientos, sino también porque me dio pena que estén ahí y nadie los use; llegué a una desición y ésa sería donarlos.

Yo ya me voy a la universidad y al igual que Andy, debo dejar una etapa de mi vida la cual quizás fue la mejor de todas, y por eso debo dejar mi legado de juguetes a alguien que quizás los utilice y sea tan buena como lo fui yo.
Entonces decido dornarlos éste viernes, Sabrina y todos los demás iran para una niña que conozco que se que amará tener juguetes nuevos y los tratará como si fueran personas. Así como alguna vez los traté yo.
Pero yo sé, que aunque los done o los saque de mi vida, nunca se irán esos recuerdos y esa felicidad que me dieron en mis primeros pasos.

Los voy a recordar siempre, hasta el infinito y más allá.


*Maafer G.

----------------------------------------------------------------





7 miaus:

While dijo...

*_______________________*

Silvia☺ dijo...

Me llego al alma ahora mismo buscare mis jueguetes talvevz alla alguien q pueda cuidar de ellos mejor
Besos

Anónimo dijo...

Mafeeeeeeeeeeeeeeeeeer que hermosoooooooo :)

PD, soy Luu :D

Mercedes Sosa dijo...

gracias.

Luis Alburqueque dijo...

Olle gracias x arruinarme el trama jajajaj na mentira!

:)
Sabes que aun no lo veo, i lo qiero ver en 3d :(!


T-T

Pero me han comentado lo mismo que tu...

SAludos y postearé mi version de catarsis! jajaja

:)

Gracias x tu comentario

Mercedes Sosa dijo...

oye no te arruine la trama jaja, gracias por tu comentario.

Pumara dijo...

uyyy q bonito, mi mamá dono mis barbies a mis primitas, asi q deben estar contentas por ahi