viernes, 30 de septiembre de 2016

Lo siento




Si estoy escribiendo esto, es porque saben que se me hace difícil expresar. Hablar. Tocarlos sin poder gritar.

No soy de escuchar, lo sé. Y ustedes lo saben más porque me criaron.

Lo siento por ser así. Por ser tan egoísta, quererlo todo para mí, mi orden.
Será que me he acostumbrado tanto a mí que el hecho de que todo se altere de nuevo me confunde.


Prefiero estar sola, sí.
Pero no a tal punto de arruinarlos a ustedes.


Para empezar, yo no quería que te vayas.

No, no. Simplemente quería que todo sea un poco más lento. Seguir sintiéndome en mi casa con libertad (difícil compaginar libertad con autoridad, no?). Pero supongo que tienes razón. El hecho de sentirte de nuevo acá me descompagina/asusta.

Y es que cuando te pregunté si te ibas a quedar y me dijiste que si venían mis amigos te irías, me tranquilicé. Pensé (egoísta pero tan necesariamente en mi cabeza), por fin, mis espacio. Mío. Al menos por un sábado.

Luego, cuando mis amigos estaban aquí, me dijiste que sí o sí te ibas a quedar. Tu. La autoridad sin autoridad creyendo (en mi cabeza) que tenía la autoridad para desautorizarme. Sí, en estos años que no has estado has perdido bastante esa autoridad, papá. Y, lamentablemente, es algo que se gana...pero ya estoy demasiado mayor como para querer dártela. Ese es mi problema.

Y como quieras, lo que quieran, lo que quieras. Pero sentirte en casa me altera todavía. Ella puede tener razón: son mis paltas, mi roche el que no me deja avanzar.

Pero la intimidad (conmigo, con nosotros) es algo que se gana, pa. No que se impone. Y eso eso es lo único que puedo reclamarte. Me cuesta aceptarte acá de nuevo porque de repente decides que quieres estar con nosotros. Se supone que debemos acogerte sin rechistar?

No, pa. Esas cosas cuestan tiempo. La intimidad se construye. Estoy acostumbrada a estar sin ti. Acostumbrarte es una adaptación. No voy a fingir que todo esta bien siempre.

Entonces cuando me dijiste eso...fue como una alerta roja. Como un..."esta también es mi casa y yo decido si me quedo o si no". Sé que probablemente no te referías a eso en absoluto. Pero así sonó en mi cabeza.


"Ya no puedes hacer nada. Esta es mi casa"




Aunque no lo sea. Aunque en realidad, yo no quiera realmente...son cosas que cuestan, papá. Pido comprensión.

No quiero que ella esté sola. Me odio a mi misma por pedir que ella esté sola porque me cuesta. No me gusta, de alguna manera, haber causado todo esto. No me gusta ganar. Ustedes son mis padres. Deberían ubicarme, miércoles.

Por eso la sensación aspera después. En parte si me asusta...que entres y salgas cuando quieras. Nos has dejado cosas jodidas en el alma, papá. Y nosotros a ti también.

Esas cosas se conversan, se hablan, se lloran. Pero recién has empezado a hablar (y ahora ya no, por mi bendita culpa). No me lo niegues. Sé que hice mal en ser extremadamente directa y cruel. No sé, soy (he sido) bastante así en estos últimos años. Cuando tu no estabas me dije a mí que, en vista de que ni mi mamá ni mi hermano podían, yo me haría la fuerte. Me gusta pensar que no necesito a nadie. Me asusta necesitar. Que se acerquen a mi círculo cercano. 

Y sí, soy uno de los seres más egoístas que vas a conocer. Discúlpame por eso. Mamá tenía razón cuando me dijo que conmigo la regla que propongo (la ley del espacio-tiempo) no aplicaba....nunca. Será que tu presencia para mí es como ser de nuevo yo de pequeña. Tú siempre me decías que siempre sería tu bebé. Entonces, esas cosas chocan en mí. Yo ya soy otra persona, pa. 

Y por eso este post. No quiero que se separen por mi culpa. Yo solo quería un día para recuperar mi espacio. Pero no, no se dio. Y ahora se va a dar siempre pero con ella triste.

Esa no es la idea...Me dijiste varias cosas que me movieron la mente. Y te entiendo. Probablemente sí sea celosa de ti (más que de ti, de mi casa, en realidad). Y lo siento jodidamente. En serio...a eso va lo que escribo. Quiero disculparme. No quiero que te sientas restringida. Quiero que seas feliz. Me da un poco de cólera cuando la gente se nos acerca. Al final, siempre consigues (conseguimos) la manera de que acabes más rota. Esta vez, la culpa la tuve yo.



{...}

Perdóname.
Perdónenme.



Voy a escucharte más, voy a dejarte hacer tu vida. Si quiero que entiendas que, aunque no quieras, ciertas decisiones tienen impacto en nosotros. Pero puedes ignorarme. Siempre puedes hacerlo. Pero no lo niegues, por favor. No pienses que te estoy reclamando, sino que a veces me cuesta, ma. No quiero restringirte pero termino haciéndolo porque, a pesar de todo, me afecta. Nos afecta. Aunque sea un poquito.

Y a ustedes: No me den la razón. Son caprichos de una niña malcriada (por ustedes) que a veces no entiende de los demás. Es más: salgan más. No entren solo en la monotonía del hogar. Sáquenme pica de su felicidad.

Pero, papá, no me dejes de lado. Ven y háblame. 
Convérsame de las cosas feas. Sino después van a regresar.
Gracias por haber estado acá.

Y, por último, compréndeme. Por favor. Es difícil entenderse a uno y a los demás, lo sé. Pero es mejor criticar escuchando, para construir, no para sacar en cara. Sino para mejorar.

Si aún quieres estar en este espacio, dejaré de ser tan agresiva. Voy a entender.

Los quiero (a pesar de todo, como siempre, siempre los voy a querer).

El círculo da la vuelta
y al empezar la vuelve a dar

(escuchen las canciones, pues. por algo las pongo)