jueves, 4 de marzo de 2010

Rota

Kiara ofreció sus frecuentes sonrisas radiantes como el sol, esperando por fin obtener eso que a los más pequeños siempre se les daba fácil, especialmente cuando tenías sólo una par de meses de nacido. Los adultos reían con ella y, como siempre, prometían recogerla mañana. Sí, claro. Ella sabía identificar sonrisas falsas.

Nunca volvían.

Era difícil hacer amigos, ya que la gran mayoría partía al año, y si tenían más suerte que ella, una entrevista bastaba. Hace un par de semanas, Diana, una de sus mejores amigas -decir que ya llevaba tres años allí- partió. La despidió, alegrándose por ella y al mismo tiempo envidiando su destino. Que rayos, si seguía por este camino nadie la sacaría hasta los doce.

Imagina como estaría Diana. Probablemente alguien le está leyendo un cuento, mientras ella se acurruca en su cama comiendo pastelitos de almendras. Su cama estaría llena de peluches de felpa, y un par de besos la harían dormir. Kiara se aferró a su almohada, y la abrazó. Tenía que sobrevivir con ese pedacito de esperanza rota que aún quedaba, intentar sonreír, o sino nadie se la llevaría.


Miró el cielo azulado por la ventana, y pidió su deseo habitual. Finalmente, se dió un cálido abrazo de buenas noches. Quizás mañana sería el día.

* Domina
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Flickr de Fotos, o Fotos de Flickr :)

3 miaus:

M dijo...

Mañana será su día! :)

Silvia☺ dijo...

Pobre Kiara!!!!!!!!!!! Me da penita :(

D. dijo...

* Marina, sí, ojalá :)

* Silvitaa aww sii e imagínate, la mayoría de veces pocos tienen suerte :o