lunes, 7 de febrero de 2011

Rafael y Luciana #5 Me tuviste desde un hola

Esta es la quinta entrega de la tan esperada y no tan esperada historia llamada "Rafael y Luciana" Gracias por leerla, y si no, también gracias.





Uno está enamorado cuando se da cuenta de que la otra persona es única. Cuando se da cuenta de que la persona que está ahí, siendo iluminada por ese rayo de ilusión que le da tu mirada, siendo adornada por esas mariposas que no mienten en tu estómago, es una persona especial, una persona singular, una persona que por más que pasen miles de miles de años, nunca encontraras su igual. Eso se llama estar enamorado. Sin embargo, por más única que sea esta persona, hay veces en en las que puedes encontrar su remplazo, a eso se le llama "el amor después del amor". Como dijo Fito Paez alguna vez, el amor despues del amor tal vez se parezca a este rayo de sol. Y sí, ese amor que sientes después de haber amado es un amor respladeciente, es un amor que cura viejas heridas, es un amor feliz, un amor capaz de hacerte superar infinidad de cosas. Y eso, es lo que Rafael sentía después de haber amado a Luciana.

Después de varios meses, incluso años desde la última vez en la que Rafael le lanzó una amarga mirada a Luciana, él se encontraba en un rumbo diferente en su vida. Estaba ya terminando la universidad, se encontraba trabajando en un lugar donde podía conseguir una buena oportunidad en adelante, tenía una perfecta armonía con su familia y amaba a una nueva persona a la que dejó entrar a pesar de muchas dudas al comienzo: María José.
Nada podría ir mejor.

-"Rafael, conseguí un trabajito hoy en una recepción de la boda de mi prima" Dijo Mauricio por teléfono. "Es para ser meseros, lo sé es extraño, esque los que iban a servir las mesas parece que tuvieron un percanse y bueno, aproveché el momento, nos van a pagar bien."
- "¿A qué hora?" Preguntó Rafael
- "Tenemos que estar ahí a las siete, yo tengo que estar mucho antes, es decir, tú tienes que estar ahí a las siete." Dijo Mauricio.
- "Ya está bien, ¿el traje me lo dan ahí?."
- "Sí, al parecer el chef tiene nuestros trajes."
- "Bueno, nos vemos a las siete entonces." Dijo Rafael acabando la conversación.

Rafael se bañó, se arregló el cabello y llamó a Majo.
- "Majo, hoy voy a trabajar en una boda de mesero, ¿puedes creerlo? seré un asco."
- "Nada Rafa, lo harás muy bien."
- "Eso espero, bueno tengo que irme ahorita, te amo cuidate chau."

Salió de su casa con una sonrisa enorme, como esas sonrisas con las que te quedas después de hablar con la persona con la que esperas hablar todo el día, esas cosquillas por dentro, esa felicidad repentina.
Llegó a la boda, todos estaban bien vestidos. Le sorprendió ver que la mayoría era gente que parecía de un buen estado social, él no se encontraba entre ellos. Pero bueno, iba a ser mesero, no necesitaba encontrarse mucho.
Mauricio lo vio, se vistieron y ambos comenzaron a trabajar. Pasaron diez minutos, media hora, una hora y todo parecía ir muy bien. Rafael comenzaba a sentirse orgulloso de su repentino talento.
- "Lleva esto a la mesa siete" Dijo el encargado de los meseros. "Ah, y también este postre a la mesa nueve. Y por cierto, no olvides llevar estos platos a la mesa dos"

"Bueno" pensó Rafael "Hasta aquí llegó mi éxito."
Rafael intentó llegar a la mesa siete sin botar un solo plato, sin embargo no tuvo este éxito al llegar a la mesa nueve.
BOM! Una copa de helado cayó en el vestido azul de una señora.
- "Lo siento, lo siento mucho."
- "Pero si eres un inútil" Gritó ella. "Mesero estúpido."
- "Lo siento, lo siento." Repitió Rafael varias veces sin poder creer lo que había pasado cuando derepente, una voz lo interrumpió.

- "¿Casimuerto?"



Rafael sintió un escalofrío que nació en el estómago y fue hacia la cabeza.
- "Rafael, ¿qué haces?" Dijo ella.
Ella, una mujercita de vestido color perla, mucho más bella que antes, mucho más resplandeciente que antes, con diferentes aires de grandeza, con una distinta mirada de soberbia, era diferente, pero era la misma.
- "Lu..Luciana..." Dijo Rafael, tan calmado pero a la vez tan desconcertado como nunca.
- "¿Qué esperas para traer algo para limpiar este desastre?" Dijo la señora de vestido azul.
- "Sí, si lo siento. En seguida lo hago." Dijo Rafael saliendo de un nirvana increíble.

Fue a la cocina, no sabía que era lo que buscaba, comenzó a caminar en círculos, era ella, era Luciana, es increíble, era ella, no era otra, era la misma, era distinta, era la de antes, era la mujer traicionera, era la mujer mentirosa, era la mujer loca, era la mujer perfecta.
- "¿Rafael?" Dijo Luciana entrando a la cocina.
- "¡LUCIANA!" Gritó Rafael, Luciana se asustó. "Eh, lo siento, esque, nose, estaba un poco, nose, un poco, tu sabes, bueno, a los años, no?" Dijo soltando una risa nerviosa.
- "A los años, no volví a escuchar nada más de ti desde esa vez en España. ¿Cómo has estado?" Dijo Luciana acercándose
- "Bueno, eh yo, he estado en otras cosas, probando la vida, tu sabes, viviendo, respirando." Dijo Rafael muy nervioso
- "Es bueno respirar." Dijo Luciana.
- "Muy bueno, evitas morir." Dijo Rafael avergonzandose de la torpeza de sus palabras
- "Sí, bueno, te ves diferente. ¿Has bajado de peso? Te vez muy bien." Dijo Luciana
- "Creo que sí. No lo sé, eh tengo enamorada." Dijo Rafael
- "Oh, que bien... ¿Cómo se llama?" Dijo Luciana.
- "Eh... por alguna extraña razón en estos momentos no lo puedo recordar."
- "Debe ser una mujer muy especial." Dijo Luciana soltándo una risa burlona.
- "Más especial que otras, sí." Dijo Rafael mirándola fijamente.
- "Lo siento, en verdad, lo que pasó ese día, hasta ahora no lo puedo superar. Pero, he cambiado, soy otra, tú me hiciste otra."
- "No digas eso, esas cosas ya no importan, pero podemos ser amigos, ¿no?" Dijo Rafael.
- "Claro, amigos, tú, yo, por siempre amigos, mejores amigos, tú, yo." Dijo Luciana con un poco de torpeza.
- "Sí, eso suena bien, bueno, tengo que seguir atendiendo, te veo luego ¿sí?" Dijo Rafael saliendo de la habitación.

Con el paso de la noche, Rafael fue hacia la pista, Luciana rápidamente se unió a él. Eran dos personas completamente sincronizadas. Rafael sintió todo lo que pudo sentir, el cielo no era más el límite. Luciana sonreía. No se contaban nada, pero ya sabían todo. Callaban y hablaban mediante melodías. De repente, sonó una canción un poco antigua de Joaquín Sabina, se llamaba "Contigo."
- "Un poco romántica, ¿no crees?" Dijo Luciana riéndo.
- "Creo que sí, pero todos estan bailando, bailemos también." Dijo Rafael sonriendo.
Y entonces bailaron...
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.


Rafael entendió lo que estaba pasando, no podía seguir con eso.
- "Lo siento Luciana." Le susurró al oído. "La verdad, es que estoy mejor así, me voy a mi casa ahora, antes de que sea tarde."
La dejó en la pista de baile y se fue sin mirar atrás. No fue a su casa, fue a un bar. Pasaron horas y horas. Él no entendía nada, aunque al final, entendió que tenía que dejarla, ella no iba a cambiar, era la misma, él lo sabía.

Condujo hasta su casa, estaba lloviendo. Abrió la puerta principal, subió hasta su cuarto y entonces encontró una nota encima de su cama:
Yo podría haberlo hecho mejor
Vos podrías acercarte a mí
Yo intuía que esto mi amor
Se rompía y esto es siempre así
La verdad es que todo fue
Tan extraño, tan extraño al fin
Vos buscando el polvo de dios
Yo bebía para irme de aquí

Cada vez que pienso en vos
Fue amor, fue amor


Era una canción de Fito Paez, ¿Acaso es habría sido Luciana? ¿Luciana había estado en su cuarto? No, imposible.
De repente, Rafael no supo que hacer y se asomó a la ventana de su cuarto.
Ahí estaba ella. Era imposible, era un sueño, nada podía ser tan irreal.
Ahí estaba Luciana, empapada por la lluvia.
- "¿Luciana? ¿Qué rayos haces ahí?"
- "¿Puedes bajar?" Dijo Luciana.

Rafael bajó, cerró su puerta y la miró.
- "Hola, sé que no he sido la persona perfecta. Sé que hice cosas que ninguna otra persona que ama de verdad ha hecho. Sé que te dije que quería vivir la vida, pero al perderte supe que sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida. Supe que vivimos realmente en el mundo cuando amamos. Nunca nadie me había hecho sentir tan diferente como tú. Nunca nadie me ha visto con los mismos ojos que tú. He buscado, he buscado por todo el mundo. Y nada se compara a tu sonrisa. Tú, tú arruinaste mi vida, desde que te vi en ese puente a punto del suicidio, tú fuiste el mundo para mí, tú, tú arruinaste todo, más te vale que te cuides. Porque por tu culpa, te amo." Dijo Luciana en medio de la lluvia

- "Luciana yo..."
- "Espera, mira, no es que te quiera decir que debes de amarme, pero quiero que lo hagas. La decisión es simple, claro, ella o yo. Y estoy completamente segura que ella es una mujer muy especial. Pero Rafael, yo te amo, en una manera tal en la que puedo dejar pasar tus bromas, tus indesiciones, tus maneras tan explosivas de reaccionar, de una manera que me hace odiarte, amarte. Entonces tómame a mí, escógeme a mí, ámame a mí."

Rafael la miró, la observó por más de un minuto.
- "Rafael yo..." Dijo Luciana hasta que él la interrumpió.
- "No digas nada, me tuviste desde que dijiste hola."
Ella sonrió, él se acerco, y ambos, con sus rostros juntos, sonrieron. Y sí, se besaron.

Y así fue como terminó un capítulo de la vida de Rafael y Luciana, de esta historia tormentosa, pero que con el paso de los años, supo hacerse entender.
Gracias por leerla y por quienes esperaban esto desde hace mucho tiempo, gracias por su paciencia.
Gracias a todos.


*Maafer G.



1 miaus:

Alexa dijo...

:OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

MALDITA ESTOY EN SHOCK LUEGO HABLAMOS ESPERE MESES OMG